martes, 27 de agosto de 2013

129. IBONES AZULES, (10k 600+). BAÑOS DE PANTICOSA. HUESCA



La semana de montaña en Biescas se acababa y la elección de excursiones a cascadas e ibones parecía ser ya la norma. Nos tentaba hacer un tres mil para rematar, por ejemplo, el Garmo Negro, claro que para subir a un tres mil soy capaz de hacerme un gran viaje por carretera, pero para merodear por los ibones no. Así que entre las dos clásicas excursiones que nos ofrece la zona de Baños de Panticosa, escogí la de los ibones azules, que tampoco es ninguna tontería: unos 10 kilómetros ida y vuelta y algo más de 600 m de desnivel por terreno áspero.

La foto de google earth está tomada a principios de verano por lo que no se ven los ibones altos, pero como esquema del recorrido ya vale (es una excursión tan conocida y evidente que no grabé track):


Otra ventaja de esta excursión para el lector es que, a diferencia de las tres anteriores (Ibón de Piedrafita, Ibón de Anayet y O Saldo) las cosas malas del punto de partida son tan gordas que van en otro blog (CASCOTES 252) y aquí las dejamos atrás en cuanto subimos el primer tramo del sendero que sale justo detrás del refugio de piedra. El cartelito de inicio dice "glaciares del Infierno", supongo que para despistar porque todo el mundo conoce este sendero como el de los Ibones Azules.


Tampoco madrugamos mucho ese día, y empezamos a subir a las 8 de la mañana a sabiendas que la ascensión nos iba a llevar 3 horas, que por una vez, fueron exactas.

La pena es que con el fresquito matinal no se goza tanto de las preciosas cascadas que vamos dejando a nuestra derecha según subimos. Para la gente que se acerca a los Baños de Panticosa a mediodía y quiere hacer un recorrido dominguero, son inigualables.


En cualquier caso y ya desde sus comienzos, el sendero se muestra pedregoso y exigente, aunque a la vuelta de una curva te puede aparecer otra caída refrescante de agua.




Iba tan despreocupado que no fui mirando los tiempos, pero a la media hora o así, aparece un pradito que es como una bendición. Magnífico lugar también para quien solo quiera hacer una excursión dominguera.


Metidos de nuevo en el sendero que sigue y que tiene un tramo en que hasta baja un poco, aparece al fondo un bellísimo muro de piedra que parece una enorme presa natural.




Cuando estamos debajo de él, le hago una foto sumando bellezas,


para de inmediato, girar a la izquierda y superarlo por la llamada "cuesta del fraile", un empinado tramo de sendero zigzageante donde salimos de las sombras matinales y empezaba a arrear el sol:


Las fotos de montaña son casi siempre muy engañosas. Mirad la diferencia que hay de ver esa cuesta desde abajo o desde arriba:


La cuesta del fraile nos pone en la cima del gran muro natural que, en efecto, es la contención del ibón bajo de Bachimaña, encima del cual está el nuevo Refugio, que según nos cuentan acaba de entrar en funcionamiento para todo el año. Estupenda noticia.


Recorremos el ibon por su margen derecha (según el sentido de bajada de sus aguas) y enseguida vemos la represa del ibón alto de Bachimaña, cuyo salto de agua hacía mucho ruido.


El recorrido sobre los dos ibones es largo y me recordó a ese tipo de paseos sobre acantilados, porque va siempre a bastante altura del agua.


Dice la gente que es paseo muy bonito pero a mí se me hizo largo y algo pesado, seguramente por  lo pedregoso del mismo y por esa distancia al agua. Casi me alegré cuando se acabó y encontramos un feo letrero para indicar la subida a los "azules" con graffiti añadido. El sendero de la derecha supongo que llevará a los de Gramatuero (que antes creo que se decía Bramatuero (?) ...cosas del arachonés...).


El sendero se pone otra vez montañero y a eso de las diez el sol pega fuerte en la espalda.


En uno de sus resaltes hay que cruzar un par de veces los arroyos que bajan de los neveros, que este año andaban muy caudalosos.


Por arriba se va asomando ya lo que creemos que es el  Garmo Blanco, por su penacho de mármol.



Y por encima de uno de los resaltes de roca junto al sendero, está al fin el Ibón Azul bajo, que muy azul no lo vemos (y muy bajo tampoco, caramba, que lo nuestro hemos subido ya). Cruzando uno de los arroyos nos juntamos en el sendero con una familia (padres y dos hijos) y como a Rosalía no le gusta subir en rebaño, puso la directa y me volvió a sacar de mi marchita, ay ay.


Con ese cambio de ritmo yo llegué reventado al Ibón Bajo, pero como la meta la habíamos puesto en el de arriba aún tocó subir un poco más, incluso por algún nevero




Viendo lo bonita e invernal que estaba la canal que lleva al "cuello Tebarray" y al "cuello Piedrafita" (conexión con el refugio de Respomuso /antes Respumoso...), Rosalía aún quería tirar para arriba, pero por suerte no habíamos metido los grampones en la mochila, ja ja ja, así que de mover la meta nada. Almuerzo feliz de hora y media junto al ibón azul alto rodeados de neveros, y hasta un cigarrito (como un señor) para compensar el exceso de oxígeno.


En la bajada, por el mismo trayecto, entramos en el Refugio a tomar una cerveza y ver lo limpio y nuevo de sus instalaciones.


Nos sentamos en un banco y compartimos conversación con Jon y Tania una pareja muy simpática de montañeros de Leioa que habían intentado el Gran Facha pero se habían desorientado y renunciaron. Andaban por el monte con vivac y comida, y me dieron bastante envidia aunque... ah, sus mochilas pesaban bastante. Les conté lo de mi blog y les hice una foto prometiéndoles que saldrían en él, así que aquí están:


Como durante la bajada de los ibones Azules y la larga travesía de los ibones de Bachimaña nos habían adelantado un par de corredores de montaña, me entró también la envidia (¡seré envidioso!) y me puse a hacer el cabra bajando la cuesta del fraile (además le debía una a Rosalía por lo de antes...). En principio las piernas me respondieron perfectamente, pero luego a la noche, ay ay, me empezó a doler la cadera izquierda...

Abajo de la cuesta le esperé a a Rosalía y ya seguimos juntos. Al paso del sendero por el "mirador de la reina" hice una foto


Y llegando ya a los desastres de los Baños de Panticosa, la última:


No, la penúltima. Porque nada de quedarnos con el mal sabor de boca del despilfarro de los políticos y la desolación de la arquitectura. La última foto, mejor para la deliciosa cervezota que también tomamos en la terraza de la Casa de Piedra a las 4 en punto de la tarde. O sea, que entre las tres de subida, la hora y media del almuerzo, la parada en el refugio, el bla bla bla con nuestros nuevos amigos de Leioa y la bajada, al  final estuvimos por el monte 8 estupendas horas.


Excursión realizada el 11 de agosto del 2013